domingo, 6 de junio de 2010

LA GLOBALIZACIÓN NO ENCONTRÓ CAMINO EN BAGUA



A un año de ocurrido el caso emblemático de Bagua, donde confluyen más de los doscientos conflictos sociales que está experimentando el país, sigue siendo tema de conversación.

La globalización al parecer ha sido un problema para ellos que se ven desprotegidos y rechazan por miedo un cambio el cual no pueden enfrentar por desinformación y por cuidar lo que les pertenecen, entonces surgen enfrentamientos como el que vimos, que impugnan la intromisión del gobierno y expulsan a cualquiera que no comparta sus ideales y no respete su territorio.

Sin embargo la inmensa mayoría de los indígenas no rechaza rotundamente la globalización, porque como mucha gente pobre en nuestro país también desean acceder a los beneficios de las gestiones del gobierno. Gozar de atención médica, educación y tecnologías.


¿QUÉ LES IMPIDE ENTONCES DEJARSE AYUDAR?

EL CONTROL. Los indígenas prefieren tener control sólo su destino antes que dejarse controlar y aceptar un nuevo estilo de vida. Lo que rechazan rotundamente es ser marginados y no tener un lugar en el proceso de producción dentro del nuevo sistema que se les propone.


¿PERO CÓMO SE PUEDE LIDIAR CON LA GLOBALIZACIÓN Y SACARLE PROVECHO?

La biodiversidad que tanto defienden, es una alternativa que podría funcionar para ellos. Las soluciones que se encuentran para problemas originados por el hombre tienen semejanza con la forma en que la naturaleza soluciona sus problemas, las fuerzas del desorden provenientes del universo.

Es en este caso, que la selva sería un buen campo para dar la lucha. La ley de la termodinámica establece que el universo se caracteriza por la “entropía”, esa misma que obstinadamente tiende a degradar las energías y la materia. Por esa razón la Amazonía crea un orden propio, para evitar su degradación.

La Amazonía al igual que el universo es un espacio desordenado, caótico y distorsionará cualquier cosa que no esté protegido. Es decir, si la economía indígena no tiene una membrana que la separe del caos global y un sistema que le permita absorber las ventajas de afuera y recibir y leer las señales globales, será barrida por la globalización.

Esa membrana que necesitan para cuidarse es “el derecho de propiedad y empresa”. Es la única forma en que los indígenas se puedan defender y beneficiarse de la globalización.

Pero si, en el ciclo vital que realiza la naturaleza un elemento no lograr unirse con otras, mueren en un proceso llamado “anoikis”, que significa en griego “sin hogar”. Si un elemento queda afuera del grupo este no puede recibir a energía y nutrientes que vienen de afuera y por lo tanto queda aislado.

Aplicando esto a los indígenas tienen dos opciones: o se arman con los elementos necesarios para convertirse en sistemas abiertos que permitan diversidad a través de la combinación de recursos, o desaparecen gradualmente como pueblo, como sucede con la llamada anoikis, porque quedarán desarraigados de su hogar.

Pero surge otro dilema, de las 5 mil comunidades que existen en la Amazonía, sólo el 5 % tiene título de propiedad. Los títulos de propiedad que existen no precisan una ubicación exacta, tampoco delimitación del terreno. Además tienen varios titulares para un mismo predio y abarcan áreas de otras comunidades.

El sistema de titulación es poco accesible y extremadamente costoso y largo, ya que requiere de un promedio de 747 días de trabajo a un costo de S/ 102, 150, lo cual equivaldría a 186 veces la remuneración vital promedio en el Perú.

Por último, este problema enfrenta, las falta de liderazgo, continuidad y capacidad operativa de las entidades responsables.

Debido a que no tienen los sistemas de protección permeables, señalización y los mecanismos de combinación para conectarse y dividir el trabajo a nivel global, no pueden crear valor agregado importante, no protegerse de agresiones económicas, ni aliarse con otros, ni acceder a las finanzas, al capital o la tecnología foránea de manera significativa.

En el mundo de la empresa estos instrumentos se llaman: personalidad jurídica, responsabilidad limitada, participaciones transferibles, identidad empresarial, garantías y sistemas contractuales ejecutables.



MITOS SOBRE LOS INDÍGENAS



  1. LOS INDÍGENAS SON COMUNISTAS

    Al contrario: ellos viven en un régimen económico predominantemente familiar e individual.



  2. SON RICOS A SU MANERA

    No son ricos de ninguna manera. De eso nos hemos encargado todos los peruanos al no darles los sistemas de controles adecuados, con los cuales y junto a su capacidad creadora tendrían todas las condiciones para enriquecerse de diversas maneras.

    - Cinco de los distritos más pobres del Perú: Balsapuerto, Cahuapanas, Alto Pastaza y Morona, en Loreto y río Santiago, en Amazonas.

    - La esperanza de vida de los indígenas es 20 años más baja que el resto del país.

    - La mortalidad infantil de los indígenas representa el doble del promedio nacional.

    - El trabajo forzado de niños y jóvenes indígenas en operaciones mineras y madereras informales es moneda común.


  3. SE QUIREN AISLAR Y NO NECESITAN DEL RESTO DEL MUNDO

    Por el contrario y prueba de ello es la utilización de productos y elementos provenientes de sociedades foráneas (fósforos, sal, ropas, machetes, hachas, escopetas, motores, radios y otros artículos mecánicos y electrónicos)


  4. LOS INDÍGENAS NO QUIEREN NI PROPIEDAD NI EMPRESA

    Si fuera así no contarían con mapas y documentos, hechos entre ellos mismos para certificar sus posesiones.

  5. EL DETERIORO ECOLÓGICO SE DEBE A LA PROPIEDAD

    Todo lo contrario, el deterioro y desforestación se produce en áreas sin derechos firmes de propiedad. Esto favorece el saqueo y agotamiento de recursos.


EL PERÚ SOMOS TODOS: COSTA, SIERRA Y SELVA


Los indígenas son tratados como advenedizos, de otro mundo y sólo están al norte del país. Sin armas para defenderse cómo esperamos que puedan tener desarrollo. Etiquetados como salvajes y incomunicables por estudiosos, productores de cine, intelectuales, que por la categoría que tienen más que ayudarlos los dejan a su marginación, tratados como reliquia precolombina, amarradas al pasado, queda dialogar más con ellos “antes” no después de los enfrentamientos, cuando la sangre ya llegó al río. Sólo negociando e informándoles a tiempo se pueden evitar muertes innecesarias como las que ocurrieron hace un año.