sábado, 5 de junio de 2010

LA CARMEN QUE LLEVO DENTRO


Es el año 2010 y yo, Carmen Umeres, tengo apenas 21 años. A mi corta edad, he entendido que en el Perú cualquier cosa puede pasar. La carrera que escogí, periodismo, que me hace feliz, me ha llevado muchas veces a acostarme en mi cama, para no cansarme en el proceso cognitivo y hacerme tantas preguntas que pocas veces he podido responder.

Hoy esta profesión ha sufrido un cambio, no se si para bien o para mal, pero provoca que esta nueva generación de periodistas en formación académica, se detengan un minuto en su vida y se pregunten ¿Qué es hoy el periodismo? ¿A dónde está apuntando? ¿Qué sucede con los valores? ¿Es correcto que el periodista sea juez y parte?

Si yo me hiciera las preguntas, mis respuestas serian: El periodismo hoy es el segundo poder, no el cuarto. El primero sería el poder económico y el tercero el poder político. Es mi respuesta, fiel a la realidad, que me tocó vivir.

Escucho a la gente en la combi o en alguna reunión quejarse de cómo el periodismo maneja la vida de todos en el Perú, y que es culpable de la miseria intelectual que estamos viviendo en pleno siglo XXI. Pero me quedo confundida siempre, al terminar de escuchar esos pensamientos de la gente.

Primero intentaré poner mis pensamientos en orden, de la siguiente manera. El poder económico, mueve todo, sino detengámonos un momento en la contestación de la siguiente pregunta: ¿Cuál es la razón que incita al “hombre” a caer en la corrupción? El dinero. Ayer, escuchaba en cuarto poder, (canal de los destapes y “faenones”), como Alberto Quimper negociaba con el Banco de la Nación, el triunfo en un juicio.

Segundo punto, quienes manejan la economía en nuestro país, ¿en manos de quiénes está? Empresarios y grandes empresarios, que desde luego buscan llenar sus bolsillos de dinero. Eso es poco. Mejor dicho, llenar sus cuentas bancarias de grandes cifras de dinero, algunas veces provenientes de su trabajo y otras a costa de “pases” y “atropellos” a las leyes.

En la actualidad, una de las empresas formales, más poderosas es el grupo El Comercio. Que no solo dirige medios de comunicación sino también firmas, asociaciones, industriales y sobre todo “alianzas” con otros empresarios de gran envergadura.

Entonces, hasta aquí redondeo mis ideas. El poder económico unido al poder mediático, resulta un gran poder, que se guardan las espaldas una a la otra y que además ese mismo empresario con poder económico, muchas veces pertenece a la comarca del congreso o tiene “amistades” allí. Es decir también tiene poder político.

Al fin, mis razonamientos acaban en que, todo en este país está unido, enredado, enmarañado a favor de seguir manteniendo el poder económico de la elite, apoyado por el poder mediático y el poder político. Y ese mismo poder económico, mantiene a las masas sumisas a sus beneficios, utilizando al periodismo como un instrumento, para mantener caudillo a la masa desinformándola, deformándola, dándole sexo, violencia y sangre. Alienándola a costumbres de otros países. Encima no ayuda de nada, que la familia te eduque igual de mal.

Por otra parte tendríamos que hacer el análisis del perfil del nuevo periodista, que definitivamente no es el de aquellos años, cuando aún la carrera no estaba academizada, y solo se ejercía empíricamente. Sin embargo, aún cuando no se formaban en escuelas profesionales, no se veía tantos periodistas “vendidos”. El periodista era periodista. El periodista educaba, informaba y también se ganaba el respeto y la admiración.

El periodista recibía una buena formación en la cancha y no contaba con tanta tecnología como ahora, pero sin embargo estaba informado. La verdad era la verdad, no más no menos. Pero un día, la luz se apagó y a ciegas el hoy llamado “cuarto poder”, cayó en manos de un personaje que se ha marcado con sangre en la mente de los peruanos. Apareció de la nada sentado en su tractor. Todavía era una nena pero aún lo recuerdo.

La historia a partir de ese día cambió de rumbo, tomó el camino más corto pero el más espinoso. Una mano de origen caucásica y unos ojos achinados con mente astuta controló los medios, hoy entendidos con un poder impresionante.
Entonces la prensa, entró en su periodo más oscuro, donde propias rameras, se vendían a escondidas. Los peruanos cegados y con la “yuca” adentro, no solo lloró “la virgen” sino cientos de familias que perdieron un familiar.

Esta parte de la historia, todos saben, como olvidarla. Perdón, lo olvidé, así como muchos se olvidaron los hechos indignantes que nos hizo el gobierno de García, y lo volvieron a reelegir. Que absurdo es el peruano. Pero no los culpo, ahora entiendo que la culpa lo tienen los medios que aún siguen siendo controlados para desviarnos de la realidad en beneficios de los grandes empresarios.

Al parecer, que poco fuertes han sido hasta ahora los periodistas. Que se perdieron entre el protagonismo y las primicias, que olvidaron que ante todo son humanos. El instinto de todo ser humano es cuidar de otros más débiles. Débiles mentales.

Ahora me hago la pregunta ¿Cómo me estoy formando como futura periodistas? ¿A dónde quiero llegar? Y sobre todo aún siendo conciente de esta realidad ¿Qué haré al respecto?

Las respuestas las daré con mis acciones, cuando tenga que tomar las decisiones en una milésima de segundo. No sé si seré tan lógica como hasta ahora o me dejaré llevar por la corriente presa de mis propios intereses. Solo se una cosa. Tengo una gran idea y mucha fuerza para cambiar mi país.

1 comentario:

  1. Interesante el artículo,el caso es que en momentos el periodismo es el primer poder y en momentos no tiene ningun poder, cuándo está en el primero es donde caen muchos en manos del dinero y cambian radicalmente de posición, de opinión y d euna visión real del mundo, se convierten en veedores de lo que les va dar mayores rentas, y se convierten en feroces defensores de la corrupción.

    Este oficio que es muy sacrificado pero muy hermoso lo han prostituido, ojo, no todos, si no unos cuantos pobres diablos que nisiquiera tienen un titulo. y por ellos es que nos faltan el respeto, por ellos nos meten al mismo saco y nos miran, como negociables.

    la juventud que hoy está en las aulas universitarias puede cambiar esta triste realidad, aunque hay muchos que siguen la corriente de que el periodismo es objetivo, o el absurdo que es neutral.

    el librito que puede cambiar toda esas ideas ireales es el de Camilo Taufic "Periodismo y lucha de clases"..
    mis saludos

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