Ellos libran una lucha por sobrevivir en su propio hogar porque los humanos nos hemos olvidado que también son seres que sienten. “Paco” es un monito tití que aunque es un mono más en un zoológico o en algún centro de investigación, es el único en el corazón de su dueña de 56 años, quien lo a llevado de la ciudad a su chacra hace dos años y ya es parte de su numerosa familia, llamándolo de cariño hijo.
Ella lo encontró en las afueras de un mercado. Un vendedor se lo ofreció muy barato, porque era el último que le quedaba. Paco estaba medio moribundo por el calor. “Aunque se me muera, quiero cuidarlo yo”, ella mencionó cuando lo vio, porque sintió pena y preocupación por la suerte que podía correr, por su cuerpo delgaducho y ojos tristes.
Así como Paco hay muchos animales que han sido separados de su hábitat natural y traídos a la ciudad, por personas que comercializan no sólo a los hermanos de Paco, sino todo tipo de animales en el llamado “mercado negro de animales”.
La situación no sería tan preocupante para la sociedad de animales que lucha contra esta situación, si no se vieran afectadas la fauna y flora, como está ocurriendo en este preciso momento y que por desgracia estos animales en peligro de extinción no están habituados a tales condiciones climáticas y a veces les es imposible adaptarse a dichos cambios.
A Paco, cuando su dueña lo recogió, le costó adaptarse, era huraño y muchas veces le mordió los dedos, pero ella con mucho cariño y cuidados veterinarios lo llegó a domesticar. Eso sí, sin que nadie se entere, porque se lo podrían quitar.
Aunque su dueña le brinde muchos cuidados y afectos a Paco, siempre existe una enorme amenaza no sólo para él sino para otros animales que son separados de su ecosistema y al no poder adaptarse a otro ambiente mueren y nunca logran reproducirse, lo que inevitablemente provoca que su especie forme parte de la lista de animales en eliminación.
Por eso, para mantenerse vivos en los distintos medios y que no hayan animales víctimas, las especies desarrollaron como estrategia mantener la biodiversidad; pero hoy en día, esta estrategia no es lo suficiente buena como para contrarrestar los efectos de la obra humana lo que nos lleva a una serie de consecuencias terriblemente nocivas para el equilibro de los ecosistemas y la vida en el planeta Tierra.
En el Perú existen 162 especies amenazadas, una cantidad considerable teniendo en cuenta la variedad de especies en nuestro país. Hay demasiados animales en aniquilación, y la velocidad a la que se extinguen va aumentando cada vez mas, como lo señala el director de la Sociedad Protectora de Animales, Luis Navarro.
Los principales animales en peligro son: El águila arpía, el mono aullador, el mono araña, el oso hormiguero, el puercoespín, el hocofaisán, el ralón barrado, el tucán pico de canoa, el halcón peregrino, el cigüena americana, la cigüeña coco, el jaguar, el tigrillo, el ocelote, el tapir y el manatí. Claro no son tan conocidos como el gato y el perro, pero jamás los conocerá más que por fotografías si se llegan a extinguir.
Dada la complejidad del tema, las soluciones son aún más difíciles, hay que mentalizarse y pensar en que ellos también son seres vivos y necesitan un espacio donde poder vivir en paz sin dañar ni perjudicar a nadie.
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